El silencio vale oro
El silencio suele incomodar a la gente. Usamos frases como "silencio incómodo" y "silencio inquietante" para describir momentos sin sonido. Pero, ¿por qué nos resulta tan adverso el silencio? ¿Es acaso porque nos hemos acostumbrado al ruido constante?
Por un instante, toma conciencia de tu entorno y dirige tu atención a los sonidos a tu alrededor. ¿Escuchas coches? ¿Aviones? ¿Gente hablando? ¿Perros ladrando? ¿El zumbido de una nevera? Observa cómo tu mente salta rápidamente de un sonido a otro. El cerebro utiliza mucha energía procesando esos sonidos, filtrando señales relevantes del ruido. Curiosamente, un estudio de 2013 en Duke demostró que dos horas de silencio al día eran más efectivas que estímulos auditivos para potenciar el desarrollo de neuronas en el hipocampo (la parte del cerebro relacionada con la memoria).
Después de un TCE (Traumatismo Craneoencefálico), muchas personas experimentan hipersensibilidad al ruido y se sienten abrumadas por el constante bombardeo de sonidos en la vida diaria. Es normal que te moleste el ruido de la TV y no puedes ver una peli, es normal que te satures en un restaurante en hora pica, es normal que no te puedas concentrar cuando hay demasiados sonidos diferentes. Si te sientes identificado y la hipersensibilidad te incapacita, podrías considerar usar tapones para los oídos hechos a medida. De lo contrario, dedica unos minutos en una habitación silenciosa o usa auriculares con cancelación de ruido para darle a tu cerebro un descanso del ruido.
Vivimos en un mundo ruidoso. Hazle un favor a tu cerebro y, al menos una vez al día, disfruta de unos minutos de silencio reparador.